lunes, 21 de septiembre de 2009

LA ATMOSFERA








La destrucción del ozono de las capas altas de la atmósfera está provocando un incremento de la radiación
ultravioleta del sol que llega a la tierra.


Aumenta el agujero en la capa de ozono.

Las consecuencias son un aumento de los casos de cáncer de piel y de enfermedades oculares, así como daños sobre los ecosistemas marinos y terrestres.

Se debe prohibir la fabricación y utilización de todos los gases destructores de la capa de ozono. Al mismo tiempo se promueve la sustitución de estos compuestos por alternativas no perjudiciales para el medio ambiente, que ya existen para todos los usos actuales de esos gases.

La destrucción del ozono debido a las actividades humanas ha llegado ya al punto en que los dañinos rayos solares, los ultravioleta B (UV-B), llegan, a niveles capaces de causar extensos daños a la vida.

La aparición sobre la Antártida, cada primavera, de un agujero o disminución de esta importantísima pantalla protectora de ozono fue detectada por primera vez en 1981 por un científico del equipo antártico británico, y desde entonces se ha visto confirmada por las observaciones de los satélites.

Desde la primera observación el "agujero" ha aumentado constantemente de tamaño, y en 1987 la capa de ozono era la mitad de espesa que en la misma fecha de 1970.

Todos coinciden en que el ritmo natural de descomposición del ozono se ha acelerado considerablemente a causa de la presencia de átomos libres de cloro, desprendidos durante la descomposición de los clorofluorcarbonos (CFC) por encima de la capa de ozono.

La destrucción del ozono debido a las actividades humanas ha llegado ya al punto en que los dañinos rayos solares, los ultravioleta B (UV-B), llegan, en grandes zonas de la superficie terrestre, a niveles capaces de causar extensos daños a la vida. Los impactos del daño provocado por los UV-B se han propagado por la tierra desde los mares polares a los prados alpinos, desde las más pequeñas bacterias a las grandes ballenas, desde los suministros de alimentos humanos a la incidencia de cánceres de piel y ceguera.

Como las mediciones de la capa de ozono han mostrado una tendencia a la disminución continuada en la última década, hay una evidencia cada vez mayor de daño a la biosfera, lo que indica que el problema está extendiéndose y haciéndose más grave cada día. Las dosis cada vez mayores de UV-B amenazan la salud y el bienestar humano, las cosechas, los bosques, las plantas, la vida salvaje y marina..


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